No todo es lo que parece o, cómo de una crisálida salió… algo... diferente.

Os puedo asegurar que llevo años en pleno proceso de metamorfosis, haciendo capullo (que no el capullo, ¡ojo!). Forjando cada fibra de su redondeada forma, tejiendo a consciencia cada milímetro de su superficie. Pensando en la mariposa en que me iba a convertir, con sus alas de colores, su vuelo aparentemente errante pero con foco (muy importante, el detalle), su polvo mágico (imprescindible para volar), sus viajes de flor en flor. Todo estaba previsto. Bien… De tanto tejer el capullo por dentro (en un intento de alcanzar la perfección o quizás por la indecisión perpetua de nunca estar suficientemente lista), éste se volvió negro y algo pasó. Mucho tiempo me debí quedar en mi seguro capullito, creando mi marca personal, mis colores corporativos, mi tipografía, mi logo, ¡hasta mi página web! (quizás otro día os la enseño). Toda una experiencia de autoconocimiento brutal y del todo inesperada, esto de hacer la metamorfosis para convertirme en emprendedora o freelance. Y cuan...